Escrito por: Altonivel
En las últimas dos décadas, los descubrimientos sobre el terreno de las
neurociencias han opacado el conocimiento acumulado durante el resto de la historia sobre el tema. Lamentablemente, dichos hallazgos están ocurriendo en un entorno cerrado de
científicos, y comunicándose a modo de “cuenta gotas” a la comunidad general, donde se podrían comenzar a aprovechar de mejor forma.
Una de ellas tiene relación con el
liderazgo. Así, han comenzado a hacerse presentes, en el vocabulario de la
gestión, términos tales como
neuroliderazgo,
neuromarketing,
neuromanagement y otros muchos por el estilo.
Todos ellos inspiran a cambiar la manera en cómo los
líderes hacen las cosas, incorporando sus competencias tradicionales, la capacidad de comprender y manejar en forma eficiente sus propios recursos biológicos, anímicos e intelectuales, para luego conducir a los integrantes de sus equipos hacia el dominio de esas mismas destrezas y los objetivos planteados.
Uno de las primeros registros que se tienen sobre la unión de materias biológicas y neurológicas con el liderazgo, se encuentra en un artículo de la revista Strategy and Business, en 2006, titulado The Neuroscience of Leadership, donde sus autores, David Rock y Jeffrey Schwartz, ejemplificaron algunos de los beneficios que podría tener para los líderes internalizarse en dichas temáticas.
Sin embargo, fue al año siguiente, durante el XIV Congreso de Administradores del Mercosur (Conamerco), realizado en Montevideo, donde se presentaron algunas ideas que destacaban la nueva
misión de los líderes, y que tenían relación con un nuevo concepto: el
Bioliderazgo.
La aplicación de esta nueva perspectiva puede producir múltiples beneficios, tanto a nivel de la satisfacción individual como de los resultados globales de los grupos y, por ende, impactar positivamente en las
empresas (en el caso comercial) y la vida en las sociedades (en el caso de la política).
El bíolider
Una de las habilidades más características de un bíolider es su capacidad de autogenerar las condiciones emocionales adecuadas, dentro de sí mismo, para lograr un desempeño óptimo. Es lo que algunos llaman
automotivación o actitud, es decir, la capacidad de mantener tu mundo anímico en una zona positiva que te facilite la obtención de tus objetivos.
Además, si enfocas tu atención sobre estímulos que te acercan a tus metas, mediante la concentración exclusiva, aseguras que ningún otro estímulo interfiera con tus propósitos.
Esta atención influye directamente en parte sustancial de tus capacidades, hecho que explica por qué los conductores que hablan por celular multiplican por cuatro el riesgo de sufrir un accidente.
¿Cómo ser capaces de manejar las emociones?
El
manejo de las emociones en el ser humano está a cargo de un área muy antigua del cerebro, llamada "sistema límbico", la que parece muy permeable a los mensajes verbales generados por el cerebro consciente, sobre el cual afortunadamente sí tenemos control.
Por una parte, las palabras monopolizan nuestra escasa racionalidad; por otra, sus significados educan al
subconsciente para atender en forma prioritaria los estímulos que nos permitan alcanzar los objetivos declarados.
Parece evidente, entonces, que tenemos la posibilidad de utilizarlas en nuestro propio beneficio, lo cual llama a tener un poco de precaución en lo que decimos y, mucho más, en lo que pensamos.
Por lo mismo, resulta tan difícil modificar el estado de ánimo de alguien que no tiene la voluntad de cambiarlo por sí mismo.
Si te sientes mal -aseguran los expertos del sector- es porque tú mismo lo provocas, dirigiendo voluntariamente tu atención hacia aquellos estímulos que te resultan ingratos.
Por tanto, los medios que tienes a nuestro alcance para cambiar el rumbo de tus estados de ánimo son muchos y dependen, en gran medida, de tus propias decisiones y de los
mensajes lingüísticos que grabas en tu cerebro. Ese mismo pensamiento debes intentar trasmitirlo a tus empleados, alumnos o votantes, sea cual sea tu puesto de líder.
Afortunadamente, perspectivas como el Bioliderazgo ya están haciéndose presentes en las voces de muchos y prometen extenderse también a las empresas.
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